La rotura de la colina Weald-Artois, que se extendía desde el sureste de Inglaterra hasta el noroeste de Francia hace unos 450.000 años, como consecuencia de la crecida de las aguas de un lago separó para siempre Gran Bretaña de Europa. La evidencia de esta "gran catástrofe", que ha traído no sólo consecuencias geológicas sino también socio-culturales, la ponen de relieve los investigadores del Imperial College de Londres en un artículo que publica esta semana la revista científica británica Nature.
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