2.000 espectadores disfrutarán mañana del recital de la cantante islandesa en el décimo aniversario del museo Su último disco se inspira en ritmos de Asia y África
Ya se alza frente a la explanada del Guggenheim el escenario en el que mañana la artista islandesa Björk ofrecerá un concierto que servirá para celebrar el décimo aniversario del museo. Se aspira a convocar a 2.000 espectadores para los que se ha habilitado un espacio que ya eligieron para estrenar discos grupos punteros como Smashing Pumpkins y Red Hot Chili Peppers. El recital será la primera de las tres citas españolas de Bjórk en el intermitente itinerario de presentación de su ultimo trabajo, 'Volta'. Sus actuaciones en Segovia el domingo y en Madrid el martes serán la excepción en un periplo centrado en grandes festivales y que hasta septiembre pasará por 16 ciudades de una docena de países europeos.
Al margen de la relación de Björk con un artista vanguardista como Mathew Barney, cuya obra ya pasó en su día por el Guggenheim, la elección de la ex Sugarcubes para celebrar el décimo cumpleaños del museo parece acorde con el espíritu contemporáneo asociado al edificio de Gehry. En un panorama de la música popular voluble y dominado por bandas masculinas de guitarras, Björk ha sabido no sólo mantenerse en primera línea comercial, sino convertirse en epítome de la artista contemporánea, integradora de disciplinas y acostumbrada a asumir riesgos con naturalidad.
Por encima de sus veleidades -sean vídeos cibernéticos, modelitos extravagantes, filmes de arte y ensayo o excéntricas propuestas escénicas- se impone la personalidad de esta pequeña gran estrella polar de rostro esquimal, que seduce con esa voz que aflora de su garganta como un géiser islandés. En línea con discos cambiantes como 'Post' (95) 'Homogenic' (97), 'Vespertine' (01)y 'Medúlla' (04), Björk ha vuelto a querer diferenciarse con 'Volta', un 'tsunami musical' marcado por su visita a Indonesia hace tres años.
Con su segunda hija, Isadora, ya crecida (tiene cinco años) la artista ha querido abrirse a nuevos sonidos y colaboradores viajando a África, Asia, Jamaica y Nueva York. Y ese búsqueda ha impregnado su séptimo e inconexo disco de estudio con las percusiones del grupo congoleño Konono nº1, la kora de Toumani Diabaté, la melancolía del cantante Antony, el laúd chino de Min Xiao Fen y los ritmos modernos de Timbaland y Mark Bell.
Juegos Olímpicos
La citada intérprete asiática y el propio Bell integran con el músico electrónico Damien Taylor, el baterista Chris Corsano, los percusionistas congoleños de Konono nº 1, el teclista Joas Sen y un 'ensemble' femenino de metales el grupo que respaldan en vivo a una Björk que en directo no se limita a presentar su último álbum. Entre sus nuevas composiciones intercala temas de discos previos como 'Hunter', 'Army of Me' o aquel 'Oceania' que interpretara en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Atenas.
Antes de que Björk inicie su concierto a las 22 horas, ejercerán de teloneros a Al Natural, trío formado por los jóvenes bailaores Farru, Barullo y José Maya. El recinto acotado frente a las escaleras laterales del museo se abrirá al publico a las 19.30 y dispondrá de dos zonas: una platea general y una zona preferente. Las entradas que aún quedan cuestan 48 y 85 euros. Los Amigos del Museo tienen un descuento del 12% sobre el precio de la entrada general.
Al margen de la relación de Björk con un artista vanguardista como Mathew Barney, cuya obra ya pasó en su día por el Guggenheim, la elección de la ex Sugarcubes para celebrar el décimo cumpleaños del museo parece acorde con el espíritu contemporáneo asociado al edificio de Gehry. En un panorama de la música popular voluble y dominado por bandas masculinas de guitarras, Björk ha sabido no sólo mantenerse en primera línea comercial, sino convertirse en epítome de la artista contemporánea, integradora de disciplinas y acostumbrada a asumir riesgos con naturalidad.
Por encima de sus veleidades -sean vídeos cibernéticos, modelitos extravagantes, filmes de arte y ensayo o excéntricas propuestas escénicas- se impone la personalidad de esta pequeña gran estrella polar de rostro esquimal, que seduce con esa voz que aflora de su garganta como un géiser islandés. En línea con discos cambiantes como 'Post' (95) 'Homogenic' (97), 'Vespertine' (01)y 'Medúlla' (04), Björk ha vuelto a querer diferenciarse con 'Volta', un 'tsunami musical' marcado por su visita a Indonesia hace tres años.
Con su segunda hija, Isadora, ya crecida (tiene cinco años) la artista ha querido abrirse a nuevos sonidos y colaboradores viajando a África, Asia, Jamaica y Nueva York. Y ese búsqueda ha impregnado su séptimo e inconexo disco de estudio con las percusiones del grupo congoleño Konono nº1, la kora de Toumani Diabaté, la melancolía del cantante Antony, el laúd chino de Min Xiao Fen y los ritmos modernos de Timbaland y Mark Bell.
Juegos Olímpicos
La citada intérprete asiática y el propio Bell integran con el músico electrónico Damien Taylor, el baterista Chris Corsano, los percusionistas congoleños de Konono nº 1, el teclista Joas Sen y un 'ensemble' femenino de metales el grupo que respaldan en vivo a una Björk que en directo no se limita a presentar su último álbum. Entre sus nuevas composiciones intercala temas de discos previos como 'Hunter', 'Army of Me' o aquel 'Oceania' que interpretara en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Atenas.
Antes de que Björk inicie su concierto a las 22 horas, ejercerán de teloneros a Al Natural, trío formado por los jóvenes bailaores Farru, Barullo y José Maya. El recinto acotado frente a las escaleras laterales del museo se abrirá al publico a las 19.30 y dispondrá de dos zonas: una platea general y una zona preferente. Las entradas que aún quedan cuestan 48 y 85 euros. Los Amigos del Museo tienen un descuento del 12% sobre el precio de la entrada general.
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