Björk conquista al público madrileño con un concierto de 75 minutos en el que interpretó menos de 20 canciones
"Declara tu independencia. Levanta tu bandera". Estas frases pertenecen a la letra de Declare independence, el trepidante tema con el que Björk cerró su concierto de este miércoles en Las Ventas. Palabras que también podrían utilizarse para describir la actitud de una mujer que, a lo largo de toda su trayectoria, ha marcado sus propias reglas y que, fiel a ellas, ha conseguido labrarse una reputación intachable de artista siempre en evolución y de abanderada de la vanguardia dentro del pop más inteligente.
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GRAFICO - El Pais - 25-05-2007
Descubra cómo funciona el último invento en tecnología musical. La cantante Bjork lo incorpora en sus giras. - Carlos Gámez
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Björk volvió a dar una muestra de ello en Las Ventas con un concierto que, sin caer en lo complaciente, dejó a todo el público con ganas de más. El repertorio lo formaron tan sólo cuatro temas de su último trabajo y una colección no demasiado obvia de canciones más antiguas que, como suele ser costumbre en la islandesa, sonaron a nuevas gracias a un estupendo trabajo arreglístico por parte de sus músicos.
Éstos se dividían en dos facciones. Por un lado la rítmica y electrónica, liderada por el británico Mark Bell (compinche habitual de Björk desde hace años). Por otro, una sección de viento femenina formada por diez instrumentistas que aportaron a las canciones una profunidad y una calidez en armonioso contrapunto con los sintetizadores y las bases programadas. En temas como Joga o Bachelorette el efecto resultó particularmente espectacular.
Pero por encima de todo, se pudo ver a una Björk en pleno estado de forma vocal y escénico. Fue capaz de emocionar en Immature o Mother heroic, de estremecer con Pagan poetry o Wanderlust y de poner a dar botes al personal con Hyper-ballad o Pluto. Todo ello sobre un escenario tirando a sobrio, decorado con una especie de estandartes medievales, y vestida con uno de sus imposibles vestidos marca de la casa. Tratándose de Björk, la extravagancia nunca puede estar ausente.
Tras una breve pausa, el bis nos dejó el mismo Oceania que la artista cantó en la ceremonia inaugural de las Olimpiadas de Atenas pero aquí sonó como un extraño pasodoble, cortesía de los arreglos de viento. Tras este tema, se despidió con la declaración de independencia a la que aludíamos al principio. Dejando el pabellón bien alto.
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