jueves, julio 12, 2007

Conducir más despacio no contamina menos

La polución no depende de la velocidad, sino de las revoluciones del motor; se contamina más cuanto más corta es la marcha

Circular más despacio por los accesos a Barcelona no sólo no reduciría la contaminación, sino que incluso corre el riesgo de incrementarla. Por lo menos eso es lo que dice un estudio de laboratorio encargado por el RACC al club de automovilistas alemán ADAC. Los responsables del RACC lo pidieron el pasado mes de diciembre, cuando la Generalitat anunció la implantación de importantes restricciones de velocidad en los accesos a Barcelona. Y las conclusiones son muy distintas de las que obtuvo la simulación realizada por el Govern.

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Según explicaron a La Vanguardia fuentes del automóvil club catalán, la simulación solicitada por Medi Ambient sólo tuvo en cuenta las normativas de la UE sobre emisiones para vehículos denominadas euro 2 y euro 3, cuando la realidad es que ya está vigente la euro 4, más estricta y con la que ya se equipa a los turismos nuevos. Además, la simulación del Govern no consideró que, a 80 kilómetros por hora, ni todos los conductores ni en todo momento circularán en su marcha más larga, habitualmente la quinta. La contaminación no depende de la velocidad, sino de las revoluciones del motor, y por ello se emite más polución cuanto más corta es la marcha que se utiliza.

Así, el ejercicio realizado en el laboratorio del ADAC valoró que el conductor utilizaba la cuarta marcha el 30% del tiempo y la quinta el resto. Primero se observaron las emisiones a 120 kilómetros por hora y después a 80 kilómetros por hora. El descenso de la velocidad consiguió reducir el CO emitido en un 2 24%, pero incrementó el dióxido de nitrógeno en un 26%. En cuanto a la emisión de partículas, el director técnico del RACC, Pere Sauret, explicó que depende de que los vehículos estén equipados con filtro o no lo estén, y no de la velocidad a la que circulen.

Sauret también indicó que las mayores emisiones de dióxido de nitrógeno se producen cuando se acelera bruscamente o cuando se está al ralentí, por lo que lo más perjudicial en este sentido son las congestiones circulatorias. Por todo ello, la propuesta del RACC es que los límites de velocidad sean variables y se adecuen a la densidad de la circulación. "Si estamos en contra de esa limitación de la velocidad es únicamente porque no sirve para los fines que se pretende", señaló Sauret.

Pero al margen de si es útil o no, todos los clubs automovilistas consultados coincidieron en que ésta no es la vía más adecuada para reducir la contaminación. Tanto el RACE como Automovilistas Europeos Asociados (AEA) indicaron que la respuesta debe llegar del fomento del transporte público y de la renovación del parque automovilístico.

Además, todos ellos dudan mucho de que pueda imponerse una limitación de 80 kilómetros por hora en autopistas y autovías. "No se respetará", anticipó el presidente de AEA, Mario Arnaldo. La autoridades belgas ya pusieron en marcha una medida similar en torno a Bruselas, aunque sólo durante dos días, el pasado mes de marzo. El resultado fue, según relató Arnaldo, que un 20% de los conductores siguió circulando a 120 kilómetros por hora. Pere Sauret coincidió en la dificultad de concienciar a los catalanes para que respeten esos límites.

Un informe del Instituto de Investigación de Seguridad Vial de los Países Bajos expone que uno de los factores más importantes para que los conductores respeten las normas de velocidad es que la señalización sea creíble y cuente, además, con un fuerte dispositivo de vigilancia, tanto en forma de radares como presencial. En los Países Bajos se imponen anualmente unos 7,5 millones de multas por exceso de velocidad, frente a las 650.000 tramitadas por Trànsit el año pasado.

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