Paisajes grabados desde la ventana de un coche, reuniones de amigos, bailes absurdos, caídas graciosas, parodias de políticos o ficciones elaboradas con una elevada carga irónica: todo vale en la nueva moda de los cortometrajes digitales que se alojan en Internet. Basta con una conexión de banda ancha y una videocámara para realizar estas piezas de corta duración que, en algún caso, han llegado hasta la antesala de los Oscar.
Jordi Sabaté
Diciembre de 2005
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