PD/Agencias).- Si eres de esos que juran y perjuran que nunca tienen sueños, tienes un problema... de memoria. ¡Despierta de una vez! Todos, absolutamente todos, nos montamos más de una película cada noche en el “cine de las sábanas blancas”. Eso sí, a la mayoría nos resulta recordar los sueños.
Sigue estos consejos y no sólo conseguirás dormir bien, sino que, además, podrás recordar cómo ha sido tu última película:
Para que te hagas una idea: según un reciente estudio realizado por la Clínica Universitaria de Neurología de Viena (Austria), el 68% de las personas apenas son capaces de recordar un mísero sueño al mes. ¿Lo que más huella deja en nuestro cerebro?
Los estímulos visuales, que aparecen en todos y cada uno de ellos, y los sonidos y las conversaciones, que nos visitan en tres de cada cuatro. El gusto, los olores y (afortunadamente) el dolor, apenas se manifiestan en estas “películas” nocturnas estrechamente relacionadas con nuestras vivencias cotidianas.
Craig Hamilton-Parker, uno de los expertos en sueños más famosos del mundo, y autor de, entre otros libros, Cómo recordar los sueños (Ed. Tikal), nos ayuda a darle un empujoncito a la estadística. Toma nota.
PREPARA EL TERRENO
Los sueños tienen la resbaladiza costumbre de esfumarse antes de que nos dé tiempo de quitarnos las legañas. Para retenerlos, ten siempre papel y boli en tu mesita de noche, y hazte con una libreta para pasar a limpio las notas. También puedes “disecarlos” con la ayuda de una grabadora o de un programa informático específico.
Los “cazadores” de sueños profesionales usan uno que se llama Alchera (hazte con él en www.mythwell.com por unos 30e). Optes por la tradición o por las soluciones de última generación, una vez en la cama, repítete mentalmente este mantra: “cuando despierte, recordaré mis sueños”.
Luego, expresa ese deseo en voz alta e imagínate qué pasará la mañana siguiente: encenderás la luz, cogerás la libreta, escribirás el sueño... ¿Una chorrada? Bueno, multitud de estudios han demostrado que podemos “programar” el inconsciente y la memoria gracias a la repetición. Por probar...
NO ABRAS LOS OJOS AÚN
Cuando te despiertes, no saltes de la cama como si Jessica Biel te esperara en la ducha para cumplir todas tus fantasías húmedas. Quédate tumbado tranquilamente durante un rato, y deja que la mente vague libremente. Concéntrate en intentar atrapar todos los detalles del sueño que has tenido, y olvídate de pensar en el donut que te espera o en la lista de la compra. En cuanto la cotidianidad haga acto de presencia, el sueño se desvanecerá en un suspiro.
ACTÚA CON RAPIDEZ
“La mayoría de los sueños se olvidan a los 10 minutos, así que empieza a garabatear tan pronto como recuerdes el primer detalle”, recomienda Hamilton-Parker. Escribe cualquier cosa que recuerdes (por absurda o irrelevante que te parezca), luego...
Ponle título: Si no se te ocurre nada mejor que “Legañas 2, el retorno”, deja un hueco para anotarlo después. El título te ayudará a catalogar (y así recuperar luego) los sueños. Además, te dará las claves para poder interpretarlos.
¿Cómo se llamaba?:
La información auditiva es lo primero que se esfumará de tu mente en cuanto empieces a pensar en tus cosas, así que escribe rápidamente todos los nombres de países, personas, calles o cosas que hayan aparecido en el sueño. Evidentemente, si alguien te ha dicho algo, tienes que anotarlo sin perder ni un segundo.
Sé rápido:
El tiempo juega en tu contra, así que olvídate de darle forma a tu relato para que quede bonito: no estás escribiendo el próximo premio Planeta. Pasa también (por una vez) de la ortografía y de la gramática, y si no sabes cómo explicar algo, dibújalo.
En presente:
Utiliza la primera persona del singular del presente de indicativo. ¿Te hemos pillado? Escribir como si estuvieras viviendo el sueño en ese mismo momento (“camino por un bosque...”, “me encuentro con una chica...”) es la mejor manera de mantenerlo fresco y recordar más detalles.
Toma nota de todo:
“Cualquier cosa que pensemos, veamos, palpemos, olamos y oigamos en el sueño está ahí por alguna razón, y dice algo sobre nosotros. Nada es insignificante”, recuerda Hamilton-Parker. Fíjate absolutamente en todo: el tiempo que hace, los colores, las sensaciones...
A repasar:
Cuando te hayas estrujado el cerebro al máximo, vuelve a leer lo que has escrito en busca de más detalles. Para darle un empujoncito final a tu memoria, hazte preguntas del tipo: ¿quién más había en el sueño?, ¿estaba lejos?, ¿había sonidos u olores?, ¿cómo iba vestido?...
COMPARTE TUS SUEÑOS
Prueba a contarle a alguien lo que soñaste anoche (pasando de puntillas sobre esa historia del látigo, la anchoa y Scarlett Johansson...): te sorprenderá la cantidad de detalles olvidados que irán apareciendo. Además, si ese alguien te conoce lo suficiente podrá ayudarte a interpretar tu sueño (por muy enfermizo que sea...).
DESPIERTA CON REM
No, no nos estamos refiriendo a que cada mañana abras los ojos al ritmo de Losing My Religion. Hablamos del mejor momento para “cazar” sueños: los periodos de “movimiento rápido de ojos” (Rapid Eye Movement en inglés).
“Cuando caemos dormidos, pasamos por distintas fases que, al cabo de 15 minutos, nos arrastran a un estado de relajación profunda que dura una hora. Luego, volvemos a la Fase Uno.
Después llegará el primer episodio REM, que dura 10 minutos”, afirma Hamilton-Parker. Pídele a tu novia que te despierte en cuanto note que tus ojos se mueven rápidamente. Si todavía está riéndose de tu petición, prueba con otra técnica (mucho más saludable para tu relación de pareja): bébete un vaso de agua antes de irte a dormir. Con suerte, tu vejiga te despertará en plena fase REM. El único problema es que, probablemente, estarás soñando simplemente con cuartos de baño...
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