El escritor y periodista Eduardo Punset ha propuesto hoy introducir la "educación emocional" en la enseñanza para que las personas aprendan a hacer frente al "desamor". De hecho, consideró "un milagro malo" que durante tantos años se haya "sobrevivido" sin ella y previó que en los próximos diez años habrá asignaturas relacionadas con este tema, ya que a su entender, "no tiene sentido que sepamos al detalle la estructura del átomo y no lo que pasa por una mente locamente enamorada".
Punset, que se expresó en estos términos durante la presentación de su nuevo libro 'El viaje al amor. Las nuevas claves científicas', editado por Destino, en la Casa del Llibre de Valencia, señaló que "entre todos los factores que influyen en la felicidad de la gente, las relaciones personales son el más importante y de ellas, el amor y el desamor que las conmueven". Incluso a nivel empresarial, "ahora no se vende ningún producto que no enamore", agregó.
Por ello, manifestó que "ya era hora" de que el amor fuera estudiado por la ciencia que ya "ha entrado de lleno" a analizar esta emoción, "antes relegada a la literatura". Según dijo, la ciencia ha mostrado que "el amor es el instinto de fusión con otro organismo para sobrevivir, algo que queda "muy lejos de ser un acto de generosidad y desprendimiento hacia el otro".
En este sentido, resaltó que "lo primero que hace un organismo es enamorarse de otro organismo" y sin embargo, hasta la actualidad, han tenido que resolver todas las situaciones y pasos del amor "sin ninguna ayuda de la ciencia, ya que hasta hace muy poco no se podía medir el impacto de estas emociones".
No obstante, gracias a las nuevas tecnologías se puede comprobar cómo afectan "directamente" al cerebro de la persona y se pueden estudiar los efectos del amor, "un tema muy complejo" sobre el que, según dijo, "instituciones y estamentos políticos tienen una responsabilidad para que esta ciencia aflore", tal y como ya está haciendo, apostilló.
Así, gracias a los estudios recientes, se ha descubierto que "el desamparo de un bebé al ser abandonado en su cuna a su suerte es idéntico al desamor que experimenta un adulto y transcurre por los mismo circuitos cerebrales". De hecho, "la intensidad con la que se genere y se estimule el sentimiento de autoestima y curiosidad por las cosas y las personas en un bebé tendrá incidencia en los sentimientos de amor y desamor que experimente en la edad adulta", aseveró.
En esta línea, sostuvo que cuando un bebé llora en la cuna, "no hay que dejarlo berrear hasta que revienten sus pulmones porque será víctima del desamor cuando crezca". Así, subrayó la "necesidad de conocer con más detalle lo que pasa por la mente de un bebé porque tendrá una importancia tremenda en la vida emocional del adulto".
Amor y odio.
Del mismo modo, señaló que "por primera vez, equipos de psicólogos han evaluado la capacidad de amar de una persona" y han llegado a la conclusión de que "la antítesis del amor no es el odio, ya que, esta emociones pueden aparecer mezcladas y se puede amar y odiar al mismo tiempo". Así, afirmaron que la antítesis del amor es el desprecio, por lo que los psicópatas, con gran capacidad de despreciar y nula para ponerse en el lugar de los demás, no pueden amar", explicó.
Sin embargo, advirtió de los peligros de generalizar, pues remarcó que "nunca se debe olvidar que lo que puede ser verdad de un promedio, puede no ser la verdad de un individuo". En este línea, recordó la existencia de un gen que predispone a la depresión pero que puede no manifestarse nunca en un entorno amable, y señaló que algo parecido puede ocurrir con el amor, sobre el que las variable del entorno pueden dificultar el amor y generar desconfianza".
En cuanto al proceso mental que conlleva enamorarse, "primero, el individuo ha de decidir el individuo que le conviene; después ha de medir la disponibilidad del que puede ser el ser amado, ya que puede estar casado o pertenecer a una tribu lejana por ejemplo; y por último, ha de medir la capacidad de amar de la pareja". Cuestiones todas ellas que hasta ahora, se resolvieron sin saber lo que pasaba por la mente al enamorarse o al sufrir un desamor", indicó.
Hoy en día, dijo, se sabe que "un estrés continuado, real o imaginario, provoca una disminución del hipocampo, que es el órgano central del cerebro para la memoria y la planificación", concretó.
Comentó también que se ha demostrado que los "inhibidores latentes" existentes en el cerebro de las personas "funcionan demasiado bien en el enamorado, tanto es así, que le permiten aislar a la persona amada del resto del mundo, no le dejan ver sus defectos ni ver otras cosas".
Respecto al amor en la vejez, Punset apuntó que "un se puede enamorar a cualquier edad, es más, cuanto más mayor, el amor puede ser más profundo", puesto que para experimentar la emoción del amor debe superar un bagaje más amplio y por tanto más complejo para ser sea más fuerte que lo vivido hasta entonces, explicó. Para el escritor, "uno envejece realmente cuando pierde la capacidad de amar".
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