lunes, diciembre 25, 2006

La Navidad es un cuento

P Q' SE EMPEÑA LA HUMANIDAD OCCIDENTAL EN MIRAR AL PASADO? TANTA ONOMÁSTICA? TANTA RÉMORA Q NO NOS DEJA MIRAR HACIA DELANTE? EL PASADO ES NUESTRO, EL FUTURO TAMBIÉN...
ES Q SOMOS TAN TONTOS PARA NO SABER INCORPORAR Y POSITIVIZAR AQUELLOS RECUERDOS A NUESTRO PRESENTE? ES Q NOS FUERZAN A SER UNOS BURRICOS MELANCÓLICOS?

Aestas horas, Tomás, el perro de una de mis amigas, estará ya durmiendo. Como padece fobia al estruendo de los petardos, estos días lo sedan con unas pastillas que le prescribió el veterinario. Así le ahorran el mal trago, los gemidos que acompañan su estado de ansiedad, y su pánico, irracional lógicamente. Cuando despierte, en 48 horas, todo habrá pasado.
Entre mis grandes amigos cuento a uno que querría para sí las pastillas de Tomás. Es ya cuarentón, y por primera vez cenará en Nochebuena sin su madre. No llorará porque no sabe, pero se acostará temprano. No quiere forcejear con los recuerdos pues, aunque él es más recio, ellos tienen menos prisa, y mi amigo sabe que de la tenacidad y la paciencia salen muchas victorias. De ahí saldrán también las suyas, pese a todo. Tengo asimismo una enemiga a la que siempre recuerdo en estas fechas, porque su madre murió una Nochebuena y la dejó sin calma para el resto.
La Navidad es un cuento redondo cuando somos niños porque tenemos la certeza de que las luces siempre brillarán y el turrón de chocolate sabrá dulce; de las sombras no hay nada que temer porque son las de los Reyes Magos. Con los años, el cuento se va volviendo imperfecto: resulta que las bombillas se funden, los Reyes son los padres y, como nos contó Dickens, los fantasmas acuden en tropel. Mi amigo descubrirá hoy desconsolado que no sólo no existen los Reyes, sino tampoco los padres, y mi abuela ya no bailará ese pasodoble.
Por suerte, vendrán los hijos al rescate con la pandereta de ahuyentar tristezas. Nos mirarán a los ojos, parlotearán sin ironía, volverán a precisar sus peticiones de Reyes. Y cuando nos pregunten si las luces durarán siempre, les contestaremos que sí, naturalmente.
Feliz Navidad, amigos y enemigos.

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