sábado, diciembre 09, 2006

La huella ecológica del móvil

RECICLAJE

LaFlecha

Desde aquel primer teléfono móvil que pesaba igual que un tetra brik de leche y tenía una autonomía de conversación de sólo 15 minutos, muchas cosas han cambiado.
05 Dic 2006, 13:24 Fuente: COLPISA

Ahora, pesan menos de 100 gramos y se puede hablar durante ocho o nueve horas. Se han convertido en una de nuestras más preciadas posesiones electrónicas, pero su huella en el medio ambiente no pasa inadvertida.

El número de terminales que se venden aumenta cada año, y las previsiones para éste que se cierra es que entre 940 y 980 millones de teléfonos móviles que han salido de las fábricas tendrán nuevos dueños. Una cifra que superará los 1.000 millones en 2007.

Nuevos dueños no significa necesariamente nuevos clientes de telefonía móvil, pues la «guerra tecnológica» no se da sólo entre las compañías, sino que existe una batalla paralela por ver quién porta el último artilugio salido al mercado. Hay estudios que hablan de que los adolescentes cambian de móvil cada 11 meses y los adultos cada 18. ¿Pero qué pasa con esos teléfonos que desechamos en pro de lo novedoso?

Como todos los equipos electrónicos, los teléfonos móviles contienen una variedad de sustancias que pueden ser dañinas si uno no se deshace de ellos adecuadamente. Metales pesados como el mercurio, plomo y cadmio están presentes en estos aparatos, especialmente en los modelos antiguos, así como retardantes de llama bromados. Estas sustancias se han relacionado con algunos tipos de cáncer y otras enfermedades humanas, y pueden tener un impacto devastador si son liberadas al medio ambiente. Los problemas empiezan si estos aparatos acaban en vertederos o en depósitos incontrolados, donde estas sustancias terminan filtrándose al subsuelo y a las aguas subterráneas.

Según datos de la Comisión Europea, por término medio un ciudadano de la UE produce anualmente 14 kilos de «basura tecnológica», y más del 90 por ciento de los restos de aparatos eléctricos y electrónicos se depositan en vertederos o se incineran.

En España, en el caso de los móviles, se constituyó en 2003 la Fundación Tragamóvil, que es el sistema integrado de gestión de referencia del sector de la telefonía móvil. Según sus datos, cada año se desechan en España 20 millones de teléfonos móviles, muchos de los cuales se tiran directamente a la basura o acaban abandonados en lugares poco apropiados, pero gracias a la tecnología actual, «es posible reciclar el 90% de un teléfono móvil, obteniendo así desde materiales plásticos, a metales o vidrio, y ahorrando energía y recursos naturales».

Desde el comienzo de sus actividades -en las que participan fabricantes, operadores, distribuidores y empresas de reciclaje- ha gestionado alrededor de 600.000 kilos de residuos de teléfonos móviles, esto es, casi cinco millones de aparatos.

A pesar de que los teléfonos móviles representan un porcentaje menor en toda la montaña de residuos electrónicos, los fabricantes son conscientes de la necesidad de revertir este problema. Las principales compañías, Motorola, LG, Sony Ericsson y Philips, han introducido aspectos de «ecodiseño» en sus productos, incluyendo la reducción de la cantidad de sustancias peligrosas.

El Programa de la ONU para el Medio Ambiente estima que cada año se generan más de 50 millones de toneladas de residuos de aparatos electrónicos, siendo la mayoría enviadas de Occidente a países en desarrollo. Antes, muchos de estos residuos se dirigían a países asiáticas como China y la India, pero el endurecimiento de la legislación está llevando a que cada vez más estos residuos acaben en África, donde tienen muy pocas posibilidades de ser tratados. Este fue el tema central de la Conferencia sobre el Convenio de Basilea para regular el tráfico de residuos tóxicos peligrosos, que el viernes terminó en Kenia.

Una reunión que dejó datos como así: Europa genera cada año una cantidad de basura electrónica suficiente para enterrar la ciudad de Nairobi. Precisamente a través de este convenio, los principales fabricantes de móviles están colaborando para encontrar fórmulas que permitan reducir esta ingente cantidad de residuos.

Los teléfonos móviles contienen una variedad de sustancias que pueden ser dañinas si uno no se deshace de ellos adecuadamente. En España se desechan cada año 20 millones.


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