domingo, mayo 13, 2007
Las barbaridades que repite la derecha minan la credibilidad de Rajoy
En España siempre se ha insultado de modo contumaz, agrio, descomplejadamente, con la verdad por delante, la descalificación con brío y el cuerpo a tierra que vienen los nuestros. Es parte de lo peor de nuestra historia y de nuestra tradición civil, social y política. No digamos personal. Hay dementes que sólo brillan con luz propia en el cultivo miserable de la inquina y la miseria personal hacia los demás (algunos ejemplos se cuelan, por ejemplo, por entre las rendijas digitales abiertas a la opinión plural de este diario); voces tristemente autóctonas que muestran con especial bajeza todo lo que somos capaces de no pensar con tal de echárselo a la cara al primero que pasa, cuanto más si ese primero me parece mejor que yo, o, dicho de otro modo, distinto que yo; y ya se sabe, el "español cantando sus penas etc."; más que cantando, añado yo, insultando
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