Más de 40 instituciones comparan los trabajos de sus estudiantes con documentos online
El uso generalizado de los comandos copiar y pegar para salir del atolladero de entregar un trabajo en la facultad tiene los días contados en Francia. Un nuevo software se está imponiendo como herramienta habitual del profesorado para descubrir el plagio de obras de la red.
Su servicio es sencillo: cobran por cada memoria o trabajo descubierto una media de uno o dos euros y se reclaman infalibles a la hora de detectar a los tramposos. El profesor envía a una web el documento del alumno y la página le devuelve señaladas las zonas susceptibles de haber sido copiadas con el consiguiente texto real. El docente puede así decidir si efectivamente existe copia o el estudiante sólo se ha inspirado en lo que ha encontrado online.
Bautizados como Turnitin o Compilatio, el más conocido, han desembarcado en Francia para regocijo de los profesores. Apenas tienen un año y medio de vida pero ya han sido vendidos a unas 40 facultades.
Existen además otros programas, como Antiplagiarism, distribuido bajo licencia alemana, y Eve2. España cuenta con un recurso similar en la página CampusRed de la Fundación Telefónica. Este servicio permite comparar trabajos con documentos indexados en una base de datos dependiente del propio programa.
Programas eficaces
En la universidad de Burdeos estos programas ya han dado sus frutos: en un año han sido detectados cinco estudiantes cuyos trabajos no eran originales. Para el profesor de estadística François Mimiague este software tiene además un efecto disuasorio. "No es un tema sencillo", afirma Mimiague al diario Le Figaro, "hay una escala a tener en cuenta en el plagio, ya que no es lo mismo una frase, una página o reformular los contenidos".
La última universidad en hacerse con los servicios de estos programas es la de Lyon. Nicolas Truchaud, responsable del servicio de nuevas tecnologías de Lyon-II considera que el "plagio no es nuevo pero que viene facilitado por Internet", pues antes de la era del copiapega informático había que reescribir lo copiado y, a menudo, el trabajo "manuscrito pasaba por una reformulación".
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