jueves, enero 03, 2008

Muchas gracias, señores obispos

ANTONIO SAN JOSÉ

Hay que empezar el año agradeciendo y yo lo voy a hacer desde el primer día: gracias, muchas gracias, señores cardenales y obispos todos por sacarme de una atenazante oscuridad, rayana en la ignorancia más supina, en lo referente al peligro que sufre la institución de la familia en España. La verdad, he de confesarlo abiertamente, es que no me había dado cuenta de nada. Miraba a mi alrededor y comprobaba, en mi propio lugar de trabajo, una floreciente, esperanzadora y maravillosa epidemia de embarazos que suponen apuestas familiares por vidas futuras, hablaba estas navidades con algunos amigos neonatólogos y me confirmaban un significativo repunte de la tasa de nacimientos no sólo de los nuevos españoles llegados de la inmigración sino también de miles de mujeres de nuestro país que han decidido embarcarse en la apasionante aventura de la maternidad.

En esas estaba cuando me dice un familiar que para contraer matrimonio eclesiástico hay que reservar la iglesia con un año de antelación y, en algunas significadas parroquias, hasta dos años. De la misma manera para las celebraciones de las primeras comuniones la mayoría de los restaurantes con capacidad ya lo tienen todo lleno de cara al próximo mes de mayo, signo inequívoco de que miles de niños se acercan al sacramento y, además, sus familias lo celebran. En fin, que como verán ni me enteraba de la cosa.

Cuando paseo por mi barrio veo los parques felizmente atestados de niños y en las calles compruebo que circulan más carritos de bebé que nunca en los últimos años, las maternidades trabajan a pleno rendimiento y los ginecólogos y los pediatras de la sanidad pública se quejan justamente del abultado volumen de trabajo que tienen que soportar a diario. ¿Cómo entonces iba yo a ser consciente de la peligrosa amenaza que se cernía sobre la familia en España? Entenderán que tenía una disculpa para permanecer in albis, pero menos mal que llegaron sus eminencias y me hicieron ver con claridad lo que verdaderamente está ocurriendo aquí y ahora.

La familia peligra e incluso está a punto de desintegrarse. Los socialistas en el poder han emprendido una auténtica cruzada para destruirla sin importarles las consecuencias. Quieren acabar con la institución y lo están consiguiendo. Rouco Varela, Cañizares, Amigo y García-Gasco, juntos, no pueden estar equivocados. Zapatero es un malvado perseguidor de matrimonios y de niños pequeños. CLARO Q COMPARADO CON EL CARA PEDRASTAS DEL LOSANTOS Al parecer, yo no lo sabía, pretende que sólo se casen los hombres con los hombres y las mujeres con las mujeres y propugna el aborto salvaje para que no nazcan más niños. Va a ser que el presidente es un emulador de Herodes y nosotros tan tranquilos engañados por su carita de bueno.

Fíjense que, en mi desconocimiento, incluso llegué a creer que la ley que permite los matrimonios del mismo sexo era de aplicación voluntaria, esto es, para quien quisiera (los obispos creen que es obligatoria) y lo mismo ocurre con la ley del divorcio (que data de los tiempos de Fernández Ordóñez). O sea, que no es que quien quiera o lo necesite pueda disolver su matrimonio, sino que al existir la malvada legislación al respecto todos se verán obligados a separarse lo quieran o no, ¡qué horror! Con razón hay que salir a las calles a denunciar esta persecución intolerable: ¡Con más razón que un santo!

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