EFE. TORONTO.
En un mundo que cada vez depende más de la electrónica, sus desechos, es decir, la «e-basura», se han convertido en un quebradero de cabeza para gobiernos y empresas. Valga como ejemplo un simple ordenador de sobremesa: para fabricar uno con pantalla plana de 17 pulgadas se necesitan, al menos, 240 kilos de combustibles, 22 kilos de productos químicos y 1.500 kilos de agua. En total, 1,8 toneladas de productos.
Estas son las conclusiones a las que han llegado la Universidad de las Naciones Unidas (UNU) y el investigador alemán Ruediger Kuehr, quien refleja el problema en su libro «Computers and the Environment». Este uso abusivo de recursos en el sector electrónico es sólo parte del problema. La otra cara es la gestión de las montañas de desperdicios electrónicos, la «e-basura».
Para atajar el problema, la ONU, EE.UU., universidades de todo el mundo y empresas como Microsoft, Dell, Hewlett Packard (HP) o Philips se han unido en la iniciativa «Solucionar el Problema de la e-Basura» (StEP, por sus siglas en inglés), que será presentada hoy con el fin de estandarizar los procesos de reciclado.
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