Descubren en África el cráneo de un antepasado de los astados
Compartió su evolución con los humanos hace un millón de años
Bienvenido Martínez-Navarro y Francesco Landucci, junto al cráneo del antepasado de los toros. | IPHES
Difícilmente Enrique Ponce podría haberse enfrentado a un toro con una cornamenta de dos metros y casi 1.000 kilos de peso, pero el torero, sin saberlo, está detrás del hallazgo del antepasado de los miura con los que se pelea en el coso. Y es que fue viendo una corrida del matador cuando el paleontólogo Bienvenido Martínez-Navarro, uno de los mayores expertos de fauna primitiva en este país, se percató de las similitudes morfológicas entre el astado que se debatía con el capote y el cráneo de un búfalo de hace un millón de años que había encontrado en Eritrea.
El investigador, del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), se topó con los fósiles de este antepasado taurino, bautizado como 'Bos buiaensis', mientras excavaba en el yacimiento de Buia, cerca del Mar Rojo, en 2003. Ocho años antes, paleontólogos italianos hallaron en ese lugar un cráneo humano de hace un millón de años y llamaron a Martínez-Navarro para que les ayudara a analizar la fauna.
El cráneo del animal estaba hecho añicos, más de 100 fragmentos muy deteriorados que pacientemente, con ayuda del restaurador Francesco Landucci, de la Universidad de Florencia, pudo reconstruir en su totalidad. «Se trata de una pieza espectacular que vino a confirmar la hipótesis que ya había lanzado yo dos años antes, cuando llegué a la conclusión de que los toros modernos tienen una estrecha relación con los búfalos de Olduvai [la garganta del Valle del Rift, en Tanzania, que se considera la cuna de la Humanidad]», explica el especialista español.
Rasgos primitivos y modernos
El 'Bos buiaensis' de Martínez-Navarro sería, como publica en la revista 'Quaternary International', un eslabón entre esos búfalos africanos, que hoy están extinguidos y se conocen como 'Pelovoris', y el 'Bos taurus primigenius', es decir, el toro salvaje de Europa.
«Aunque la estructura craneal tiene rasgos primitivos de los búfalos, su anatomía es la de un toro moderno, muy robusto y adaptado a una dieta de pastos, que vive en unos espacios abiertos porque con su cornamenta, de dos metros, no podría moverse entre la vegetación», explica el paleontólogo.
Pero este fósil no sólo conecta a los toros europeos con sus antepasados africanos (que son de un linaje diferente al de los búfalos que ahora recorren el Serengueti), sino que sitúa su origen en el mismo espacio y al mismo tiempo que los primeros humanos: «Lo que nos está contando este cráneo es que hace dos millones y medio de años, ambas especies compartimos el mismo entorno ecológico en el este de África.
Y no sólo eso, sino que también juntas se dispersaron fuera de ese continente, hace entre 800.000 y 600.000 años, hacia Eurasia, en el caso del 'Homo ergaster' con sus utensilios achelenses de piedra. Fue el cambio climático lo que hizo que buscaran nuevas tierras, y lo mismo les ocurrió a otros animales, como los elefantes».
Futuras excavaciones
Martínez-Navarro asegura que los representantes del linaje de los toros forman parte de la dieta de los humanos desde que estos existen como tales. Como se hacían con animales de estas dimensiones, sin tener un capote a mano, es un misterio. «Es probable que carroñearan las piezas que cazaban otros animales carnívoros», explica. Otra posibilidad es que los cazaran con lanzas, como defienden algunos de sus colegas.
Hace en torno a medio millón de años, ya había en Europa toros primitivos ('Bos taurus primigenius'), que con el tiempo llegarían a ser objeto del arte del Cuaternario (Altamira, hace unos 14.000 años). Se cree que esas pinturas tenían como finalidad mágica aumentar su caza y su reproducción. Su domesticación ocurrió hace unos 8.000 años.
El paleontólogo, descubridor del tararabuelo de los toros, está convencido de que en Buia aparecerán más restos de esta especie. «Este toro estaba casi en la superficie, pero aún no se ha hecho allí una excavación sistemática», explica. Desde su restauración, la pieza, con sus cuernos apuntando hacia delante y arriba, ha estado guardada en el Museo de Eritrea, a la espera de su publicación. En breve, podrá ser vista en el país africano.
jueves, febrero 11, 2010
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