viernes, febrero 12, 2010

El poder de la entrega

El Centro de Restauración Neurológica de La Habana consigue mejoras del 60% en sus pacientes gracias a siete horas diarias de rehabilitación, frente a las tres semanales que se aplican en Europa

Músculo que no se mueve, se atrofia, y en el cerebro también. Por eso, con mucha dedicación al paciente, con siete horas de rehabilitación diarias, se pueden recuperar funciones neuronales perdidas y mejorar la calidad de vida. Estos avances pueden conseguirse incluso en enfermedades como el parkinson o el alzheimer", subraya el subdirector ejecutivo del Centro Internacional de Restauración Neurológica (Ciren) de La Habana, Emilio Villa, que ha visitado España para conocer instalaciones médicas e intercambiar experiencias con colegas de Madrid, Valencia o Pamplona. "El tejido nervioso es redundante. Tenemos más que el que necesitamos y podemos emplear esa reserva en ayudar a los pacientes con trastornos neurodegenerativos".

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"Creemos que se pueden recuperar funciones perdidas" (Dr. Villa)

Fátima no abría la boca y aprendió a masticar y a beber con pajita

Las familias con sus seres queridos en sillas de ruedas, tetrapléjicos, parapléjicos o gravemente discapacitados apenas encuentran motivos para la esperanza cuando se les comunica que sus casos no tienen remedio. "Te enseñan un poco cómo vivir. A la gente le enseñan a cargar con su dolencia y que se logre incorporar a la sociedad con lo poquito que pueda hacer, aunque las sillas de ruedas sean cada vez más sofisticadas", agrega Villa, responsable de un centro que no ha descubierto la pólvora -pues la comunidad médica internacional sabe qué hacer con estos enfermos-, pero que "es el único en el mundo que aplica un sistema de rehabilitación intensiva de hasta siete horas diarias, contra la hora y media o dos horas semanales de promedio en la mayoría de los hospitales públicos del mundo". En el mejor de los casos, incluyendo clínicas privadas, la terapia ronda las dos horas, dos o tres veces a la semana, dependiendo del tipo de lesión.

¿Y los resultados? El médico cubano asegura que las personas tratadas en el Ciren, más de 40.000 de 83 países desde 1989, experimentan una mejoría del 60% al 70% respecto a como llegaron al centro. "Trabajamos con el convencimiento de que se pueden recuperar funciones perdidas. Por las características del sistema cubano, el médico sólo trabaja en un sitio. Es posible, por tanto, que un equipo multidisciplinario, dirigido por un neurólogo, trabaje siete horas diarias con un paciente. Las horas de rehabilitación son fundamentales, pero cuando las plantillas médicas trabajan en varios sitios no se puede".

Paralelamente a la rehabilitación, una de la cirugías aplicadas en el Ciren se denomina Estereoflex, que permite la resección de lesiones intracraneales y el acceso a las afecciones relacionadas con los trastornos del movimiento. "Es totalmente cubana porque Estados Unidos nos impide el acceso a tecnología punta", afirmó Villa en un seminario. También se efectúan trasplantes neuronales a partir de células madre para segregar dopamina, cuya ausencia está relacionada con el parkinson.

No obstante, la neuroplasticidad a través de la rehabilitación intensiva, desde las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde, es el banderín de enganche de un centro que ha abierto representación en España (www.auroramultiservice.es) y que anualmente atiende a cerca de 700 pacientes extranjeros, fundamentalmente de México, Argentina, Venezuela, Chile, Brasil, Portugal, Italia y España.

La sevillana Conchi Linares compartió en un foro el tratamiento de su hijo Carlos, de 11 años, en la isla. "Mejoró mucho, pero menos que otros niños que estuvieron allí porque ya tenía 11 años (...). Me gasto 500 euros para que mi hijo reciba tres horas semanales de fisioterapia, y eso que mi marido es albañil y gana 1.200 euros mensuales". El matrimonio formado por Ángeles Montalván y Antonio Murillo hizo un tremendo esfuerzo económico para poder atender a su hija, que babeaba, no mantenía la cabeza erguida, no abría la boca, tenía los puños cerrados y pesaba nueve kilos con año y medio. "Fátima aprendió a comer sólido, a masticar y a beber en vaso con cañita", explicaron.

Pero no todos los pacientes, sin embargo, son aceptados o reciben garantías de mejora. "Sería criminal prometer a las familias avances imposibles. Primero evaluamos el historial clínico y después informamos sobre las posibilidades de recuperación", dice Villa. "La clave de todo es no abandonar al enfermo, no regatear en esfuerzos para activar la reserva de tejido nervioso que tiene el ser humano".

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