Una ley obliga a agregar biocombustible a los surtidores - El 6% del carburante será verde en 2010
Los carburantes ecológicos no despegan en España. En 2005, el Gobierno les retiró el impuesto de hidrocarburos, lo que en teoría los convertía en apetecibles. Florecieron las fábricas y los agricultores se frotaron las manos. Pero casi dos años después su uso no avanza -suponen el 0,53% de los combustibles- y la producción se exporta. Las grandes petroleras, que controlan la distribución del carburante, no apostaron por el verde, de forma que apenas llega a las gasolineras. Así que el Gobierno, mediante una enmienda en el Senado con el apoyo de todos los partidos, va a obligar a las petroleras a mezclar gasolina convencional y biocarburantes para que en 2010 el 5,83% de la energía del transporte sea ecológica.Cuando un conductor llene el depósito de gasolina o de diésel en cualquier gasolinera de España llevará obligatoriamente un porcentaje de biocarburantes, obtenido a partir de cereales. Y lo hará a partir de 2008 quiera o no y probablemente sin saberlo, ya que no estará etiquetada. El Gobierno ha copiado el modelo de otros países europeos para fomentar el uso de biocarburantes y, mediante una enmienda de última hora en el Senado a la Ley de Hidrocarburos, obliga a las grandes petroleras a que mezclen biocombustibles con los combustibles fósiles (gasolina y diésel). Pocas medidas harán tanto y tan de golpe por fomentar las energías renovables. Todos los partidos votaron a favor.
La falta de combustibles ecológicos lastraba los planes del Gobierno sobre energía limpia. En 2005, el 0,44% de la energía del transporte salió de gasolina ecológica y en 2006 apenas ascendió al 0,53%. A ese ritmo, imposible cumplir Kioto, imposible alcanzar el objetivo del 5,83% en 2010 que el Gobierno fijó en el Plan de Energías Renovables en 2005 y que supondría ahorrar 2,2 millones de toneladas de petróleo.
El biodiésel y el etanol se obtienen de cultivos como maíz, remolacha, trigo o aceites usados, y se pueden mezclar con los combustibles convencionales sin afectar a los motores. La norma española permite mezclar gasoil y biodiésel y gasolina con etanol al 5% sin necesidad de etiquetarlo. Los biocarburantes emiten CO2
pero liberan el carbono que las plantas usaron para crecer un año antes, con lo que su contribución al cambio climático es menor que la del petróleo, que libera a la atmósfera carbono almacenado hace miles de años.
El 11 de octubre de 2006, el secretario general de la Energía del Ministerio de Industria, Ignasi Nieto, admitió en el Congreso: "Tenemos un problema en el transporte, que consume el 50% de la energía en el país, y el 99% proviene de combustibles fósiles derivados del petróleo". Menos de un mes después, el 8 de noviembre adelantó: "Estamos trabajando para obligar a la mezcla de biocarburantes en automoción. Nuestra idea es fijar un porcentaje generoso, generoso para las petroleras y para que toda la logística del sistema petrolífero se vaya adaptando a la realidad; hablamos quizá del 2%, una cosa simbólica, para ir subiendo y llegar con ese porcentaje al año 2010. Hasta ahora los biocarburantes tenían incentivos fiscales, parece que esto no ha hecho despegar, aunque se habla de proyectos y de buenas intenciones, pero a este paso no vamos a llegar al año 2010, por tanto, esta norma que obligará a la mezcla en carburantes es muy importante".
En 2005, el Gobierno eximió a los carburantes ecológicos del impuesto de hidrocarburos, con lo que en teoría podrían competir con los combustibles fósiles. El sector se frotó las manos, ya que la exención podía suponer hasta 1.000 millones al año. Pero surgió un problema imprevisto. La senadora socialista María José Elices afirma que "las petroleras boicotearon el biocarburante y no se lo compraban a los fabricantes, así que llegaba con cuentagotas a las gasolineras y la producción había que exportarla". Sólo 128 de las más de 8.500 gasolineras españolas ofrecen biocarburantes. La Asociación de Operadores Petrolíferos, que agrupa a empresas tan potentes como Repsol YPF, Cepsa, Campsa o BP, afirma que apoya los biocarburantes.
La Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA) insistió ante el Gobierno con un informe jurídico de que sólo se podrían conseguir los objetivos con una ley que obligase a ello. En la APPA están empresas como Acciona o Abengoa. Hay mucho dinero en juego.
Pasaban los meses y las palabras de Nieto en el Congreso parecían olvidadas. Mientras, la Ley de Hidrocarburos se tramitaba sin sorpresas. Sin embargo, el pasado 28 de mayo, en el último trámite en el Senado, el grupo socialista introdujo una enmienda para obligar a las petroleras a utilizar biocarburantes. La disposición adicional fija objetivos anuales: para el 2008, que el 1,9% de la energía del transporte proceda de biocarburantes, un 3,4% en 2009 y un 5,83% en 2010 para "gasolina y gasóleos comercializados con fines de transporte". La enmienda añade que el objetivo para 2008 es sólo indicativo, para que las petroleras puedan adaptar su logística, pero después ya será obligatorio. Elices afirma que "es una enmienda importantísima". Probablemente de no haberse hecho en el Senado habría tenido más repercusión. La enmienda fue pactada y la apoyaron PSOE, PP, ERC, IU-ICV y el resto de grupos. Incumplir la ley está considerado "infracción muy grave" y puede acarrear multa de 30 millones de euros
Aunque la norma no obliga a mezclar carburantes fósiles y ecológicos, sino a que un porcentaje del total sea verde, sólo se podrán cumplir los objetivos si se mezcla antes de llegar al surtidor, explica Manuel Bustos, responsable de biocarburantes en APPA. Alemania, Francia, EE UU o Brasil ya obligan a mezclar ambos combustibles. La APPA acusa a las petroleras de haber torpedeado la iniciativa con "burdas excusas".
Álvaro Mazarrasa, director general de la AOP, insiste en que hay dificultades: "Aceptamos lo aprobado por el Parlamento, pero pedimos flexibilidad y que no haya que usar un 5% de biodiésel y un 5% de etanol, sino que se compute el total. Y que no se pueda mezclar en las gasolineras, porque no están preparadas". Su petición refleja que en un asunto tan complejo, la letra pequeña es clave. Los petroleros apoyan el biodiésel porque España es deficitaria de gasóleo (el consumo triplica el de gasolina) pero se oponen al etanol, que sustituye a la gasolina (una materia que ya les sobra).Los sectores implicados escudriñan cada gesto de Industria para atisbar cómo será la orden ministerial que desarrolle la ley: si las petroleras podrán comprar derechos de uso, quién y dónde realizará la mezcla y demás.
Pero para millones de conductores, ya no será tan importante. Cuando en unas semanas el Congreso apruebe definitivamente la ley, todos estarán abocados a la revolución de la gasolina verde.
Efectos adversos
Ebro Puleva y Abengoa construyeron en 2005 una planta para fabricar etanol en Salamanca. Compraban trigo y remolacha a agricultores como Juan Manuel Redero, que parecían encantados. La mayoría de la producción la exportaban. Con el aumento de demanda de biocombustibles en el mundo, el precio del cereal para producirlo ha subido un 20% el último año. Eso, unido a la dificultad para vender en España, llevó a la empresa a parar la planta en febrero pasado.El caso de Salamanca refleja que hay pocos sectores con tantas implicaciones como los biocarburantes. Los agricultores necesitan saber si se usarán y a qué precio para sembrar; los biocombustibles pueden elevar el precio de alimentos y, en algunos casos pueden llegar a destruir el medio ambiente.Los ecologistas apoyan estas iniciativas, pero temen los efectos perversos para el planeta. Arrasar selva tropical para conseguir aceite de palma en Indonesia, transportarlo en barco quemando carbón hasta España y quemarlo aquí sólo es rentable gracias a las ayudas, pero el balance para el planeta puede ser negativo.Pero eso es en casos extremos. El Ministerio de Medio Ambiente insiste en que son un buen negocio para el planeta. Lo ideal es plantar en una zona, fabricar cerca el biocarburante y distribuirlo en la comarca, para gastar en el proceso poca energía y ahorrar de verdad CO2.
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