sábado, febrero 16, 2008

Por qué el trabajo se parece cada vez más a un videojuego

Paul Johnston, presidente de Entellium, ha remodelado su empresa con la idea de que los programas informáticos funcionarían mejor si pareciesen un juego

El trabajo no es un juego, pero quizás debería serlo. De hecho, Paul Johnston ha remodelado su empresa en torno a la idea de que los programas informáticos de empresa funcionarían mejor si pareciesen un juego. Johnston no es un adolescente raro, sino el lustroso presidente y consejero delegado de Entellium, empresa que desarrolla programas de gestión de relaciones con los clientes (GRC).

Las empresas invierten miles de millones en estos programas para llevar el seguimiento de sus comerciales, expendedores, su servicio de atención al cliente, y todo lo que las vincula con él. Por desgracia, la mayoría de los programas no son muy populares y no se usan a gusto. Peor aún, desatan el fantasma de que los jefes espían a los trabajadores.

"Los programas de GRC están diseñados para permitir que el jefe te espíe", afirma Johnston. Dice que incluso en Entellium, con sede en Seattle, le costaba hacer que los comerciales actualizasen los datos con regularidad. Dado que los vendedores son terriblemente competitivos, pensó que responderían a un programa que mostrase cómo iban en relación con sus objetivos o los de sus compañeros.

De ahí el programa Rave, introducido por Entellium en abril. Rave adapta una serie de técnicas de juego. Por ejemplo, se puede crear una cartera de clientes y perspectivas de ventas que incluyan fotografías y listas de lo que les gusta, lo que no les gusta y sus intereses de compra, similares a las descripciones de personajes de muchos videojuegos.

Los posibles clientes incluso reciben calificaciones, no por lo nuevos que sean, algo común en los programas CRM, sino por la probabilidad de que compren. También se hace un seguimiento de los posibles clientes, otra característica común en los juegos. La mayoría de los menores de 35 años han crecido con videojuegos.

Muchos aún juegan, la edad media de los jugadores supera los 30 años, y los videojuegos se han convertido en un entretenimiento común. Aunque juegos de reacción rápida como el Doom o el Quake siguen siendo populares, los de mundos virtuales están conquistando la Red.

World of Warcraft, por ejemplo, tiene millones de jugadores por todo el mundo que deben organizarse en equipos. En algunos juegos de Internet como EVE, estos equipos se denominan de hecho empresas y las políticas que utilizan impresionarían al ejecutivo más competitivo.

Los directivos empresariales desarrollan habitualmente aptitudes mediante juegos de interpretación de roles y de estrategia, comenta Ben Sawyer, codirector de Serious Games Initiative y director de Digitalmill Incorporated, un grupo asesor de Pórtland, Maine, que ayuda a las empresas a desarrollar estrategias de juego.

Sawyer dice que las empresas empiezan a comprender que pueden usar los videojuegos para desarrollar destrezas y extender la cultura corporativa entre el personal. Afirma que las grandes empresas se esfuerzan por organizar a decenas de miles de trabajadores a menudo dispersos por todo el mundo. Pero programadores de juegos como World of Warcraft han creado exactamente ese tipo de ambiente.

Nadie sabe en qué medida jugar acabará afectando a las empresas. Pero está claro que el juego está cambiando.

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