EFE | BRUSELAS
La Comisión Europea ha propuesto hoy la adopción de una ley para obligar a reducir en un 25% las emisiones de CO2 procedentes de los coches nuevos a partir de 2012, dentro de los esfuerzos para combatir el cambio climático.
Bruselas ha planteado recortar esas emisiones hasta una media de 120 gramos por kilómetro, frente a los 163 gr/km que emiten los coches en la actualidad.
El Ejecutivo comunitario ha encontrado una fórmula para conciliar las posiciones de dos comisarios: el de Medioambiente, Stavros Dimas, partidario de imponer todo el esfuerzo a los fabricantes de los vehículos y el de Industria, Gunter Verheugen, defensor de un "enfoque integrado", que obligara también a otros sectores.
Finalmente, el recorte hasta 130 gramos por kilómetro se conseguirá mediante la introducción de mejoras en los motores de los coches, mientras que la reducción adicional de 10 gramos se obtendrá con el aumento del uso de biocombustibles y el desarrollo de nuevas tecnologías en otros sectores relacionados.
Verheugen aseguró hoy en rueda de prensa que jamás hubo una disputa en el seno de la Comisión sobre este asunto y que todos estaban de acuerdo en que hacía falta una ley, ante la evidencia de que la industria no iba a cumplir los objetivos voluntarios fijados. Ambos comisarios coincidieron en que, de ser aprobada, la medida permitirá la fabricación de "vehículos más económicos, más ecológicos y más competitivos".
La propuesta de la CE, que deberá ser aprobada por el Consejo y el Parlamento Europeo, establece que las nuevas normas sean obligatorias para todos los automóviles que se vendan en la Unión Europea, por lo que incluirá también a los vehículos importados. No obstante, de momento no prevé sanciones por incumplimiento, matizaron fuentes de la Comisión.
Críticas de fabricantes y ecologistas
Tanto la industria europea del automóvil como las organizaciones ecologistas criticaron la medida anunciada por la Comisión, aunque por diferentes razones. Según la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), la propuesta es "arbitraria y demasiado severa" y afectará más a los coches más pequeños.
Por otra parte, la organización ecologista Greenpeace dijo en un comunicado que la propuesta supone una "concesión" a la industria de automóviles, al "rebajar" su esfuerzo a 130 gr/km.
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