FRANCIS PISANI OPINIÓN
La política está en crisis en el mundo entero. De ahí la provocadora pregunta de la conferencia que hubo en Nueva York la pasada semana: ¿acaso puede Internet arreglar a la política?
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El año 2008 quedó marcado por la victoriosa campaña de Barack Obama, en parte gracias al uso innovador de las redes sociales. En 2009 la nueva Administración de la Casa Blanca abrió el Gobierno a un uso diferente de las TIC, en torno a dos ideas: transparencia en materia de datos oficiales y participación de la gente en la elaboración de las políticas.
En 2010 se han instaurado las diferencias. Al cumplir en abril un año el sitio Data.gov, que arrancó con 47 tablas de datos, rebasaba las 270.000 y el número de consultas se aproximaba a 100 millones.
Es un ejemplo que emulan varios Estados y municipios del país, así como el Reino Unido y Australia. Actualmente se encuentra en proceso de discusión en el Congreso una propuesta de ley que obligue a publicar todos los datos oficiales.
Divulgarlos en bruto permite que terceros los den a conocer de maneras más útiles. Es el caso, por ejemplo, de TransparencyData.com, que informa al detalle de "cuánto ha recibido un candidato o cuánto aportó un individuo". Los estudiantes del Rensselaer Polytechnic Institute transformaron varias de esas tablas de datos -como la penetración de líneas de banda ancha o la situación del ozono- en mapas mucho más fáciles de interpretar.
En la arena política los progresistas moderados, que tomaron la delantera en el año 2008, ya fueron igualados por los conservadores.
El sitio AmericaSpeakOut.com permite a los conservadores pronunciarse -lanzando ideas y votando por ellas- en asuntos sobre seguridad, migración o métodos de luchar contra "el terrorrismo en el exterior", entre otros. El ex presidente George W. Bush acaba de abrir su perfil en Facebook. El poderoso Tea Party Movement no sería lo que es sin las redes sociales.
Micah Sifry, cofundador de la conferencia, señaló: "Muchas voces más, de ambos lados del pasillo político, utilizan Internet de manera efectiva". De ahí su pregunta: "¿Acaso puede hacer la política más abierta y participativa, de modo que responda mejor a las demandas de la gente?
John Perry-Barlow, uno de los fundadores de la Electronic Frontier Foundation, le respondió negativamente: "El sistema político está roto en parte por culpa de Internet. Ha vuelto imposible gobernar un ente de las dimensiones de un estado nación", por el exceso de la información.
Jimmy Wales, fundador de Wikipedia, decepcionó a muchos con su actitud cautelosa frente a la "transparencia". Dice estar a favor,pero añade: "No es sano publicar cada palabra que profiere un político. Vuelve complicado el manejo de la política cotidiana".
Tal vez sea preferible no tratar de responder a la pregunta lanzada por Sifry. Internet no puede arreglar nada (ni merece el Nobel como algunos sugirieron el año pasado). La cuestión reside en si podemos utilizarlo para mejorar algunos aspectos de la vida política. Y no basta lograrlo online.
El reto último sigue siendo que transparencia, democratización y participación online redunden en más acciones en el mundo físico. Obama lo logró llevando a la gente a votar el día de su elección. La gente lo hace en otras campañas: cuando usa Facebook, Twitter y la red en general para convocar a manifestaciones de protesta, en Irán, Colombia, Moldavia o donde sea. O de manera más limitada pero no menos importante, frente a la impericia de las multinacionales y del Gobierno para salvar las especies amenazadas por la marea negra en el golfo de México.
Lo importante, como apunta Craig Newmark, fundador de Craigslis.org, es que "la gente ya emplea Internet para mejorar la política". Aunque agrega a continuación: "Necesitamos que muchos más se involucren".
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