jueves, marzo 05, 2009

Ser impulsivo desde la guardería predispone al juego adictivo en la adolescencia

ESTUDIO CON NIÑOS DE ESCUELAS INFANTILES
Enseñar a los niños a controlar sus impulsos reduce las conductas ludópatas
MADRID.- A algunos niños y niñas 'se les ve venir' desde que pisan la guardería. Aunque no se trata de sembrar la alerta entre los padres, los datos de un nuevo trabajo ponen de relieve que los pequeños que se muestran más impulsivos en la escuela infantil pueden desarrollar comportamientos de riesgo en relación con el juego cuando entran en la adolescencia.

Esta asociación, según explica a elmundo.es Jerónimo Saiz, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría es "claramente lógica si valoramos que las conductas compulsivas se asocian a la pérdida de control de los impulsos, un hecho que está relacionado directamente con el juego patológico".

Los mismos argumentos manejan los autores del trabajo que apuntan a que "el estudio fue designado para establecer la relación entre este tipo de carácter observado por los profesores de las guarderías en sus alumnos y los comportamientos de juego compulsivo declarados por los mismos estudiantes seis años después". El estudio ha sido publicado en el último número de la revista 'Archives of Pediatric and Adolescent of Medicine'.

Elaborado por Linda Pagani, de la Escuela de Psicoeducación del Centro de Investigación en el Hospital Sainte-Justine (Universidad de Montreal, Canadá) y su equipo, el trabajo se ha realizado con menores de cuatro y cinco años, inscritos en la escuela infantil en 1999. Todos formaron parte de una muestra de la investigación conocida como 'Estudio Longitudinal Preescolar de Montreal'.

Al inicio del trabajo, los profesores de los menores puntuaron en una escala de uno a nueve a sus alumnos, en función de su impulsividad, falta de atención, hiperactividad en clase o en los recreos. La calificación más alta correspondía a los mayores grados de impulsividad. Seis años después, cuando los chavales tenía una media de 11,5 años, los investigadores les llamaron por teléfono para indagar la frecuencia con la que jugaban a las cartas, al bingo o comproban lotería.
Cartas, bingo y lotería

Para poder hacer la evaluación del riesgo de estos menores, los autores tuvieron en cuenta ciertas variables de conducta que pueden influir en la predisposición a la adicción al juego, como que éste se produzca en el seno familiar o que el pequeño tuviera problemas emocionales en la época prescolar (ansiedad, estrés o depresión).

El 14% de la muestra dedicaba tiempo, en mayor o menor medida, a entretenerse con las cartas, mientras que un 8% gastaba dinero en el bingo y un 4% en la lotería. Jugar con vídeos con intermediación de dinero como el póker era algo que hacía el 13% de los entrevistados y un 8% dedicaba su ocio al billar o los bolos.

"Durante algún tiempo hemos sabido que las personas que empiezan a jugar en la adolescencia y en la juventud tienen más posibilidades de experimentar problemas graves en la edad adulta, lo que ha despertado el interés por el ambiente que propicia el juego en los menores... Nuestro trabajo indica que ciertos comportamientos precoces asociados con los síntomas del Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad realmente predisponen a él en la adolescencia", comentan los autores en sus conclusiones.
Conductas patológicas desde la infancia

Para el doctor Saiz, uno de los aspectos más reseñables de este trabajo, como de otros que se están publicando en la actualidad, es "que cada vez con más frecuencia la ciencia está volviendo sus ojos hacia el estudio de conductas patológicas en la infancia y en la adolescencia que luego tendrán repercusiones en la edad adulta. Un hecho importante para poder adoptar medidas preventivas".

En el nuevo trabajo se constató que por cada punto de más que un menor obtenía en la valoración de impulsividad realizada por los profesores, el riesgo de estar involucrado a los 11 años en actividades relacionadas con el juego aumentaba un 25%.

"Es realmente convincente que los niños con ciertas características personales acumulen estos comportamientos formando una 'bola de nieve' que les convierta en adolescentes de riesgo para el juego en comparación con los chavales que no crecen con impulsividad y falta de atención. Lo más importante de estas observaciones es que el desarallo personal bajo el continuo efecto de la impuslvidad sitúa a los sujetos en una trayectoria vital rodeada de juego en la adolescencia", reflexionan los autores.

Por este motivo defienden la educación en el autocontrol de 'los pequeños impulsivos' antes de la preadolescencia.

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