martes, marzo 17, 2009

Consumir local... ¿es posible?

«¿Dónde estuvo tu cena anoche?». Éste es el lema de la campaña de consumo local del Partido Verde Europeo. Cierto, la carne, la verdura o la fruta que componen nuestros platos pueden haber viajado por medio mundo antes de llegar a nuestra mesa. Y cuanta más distancia recorre la mercancía, más emisiones de CO2 carga a sus espaldas.

El consumo de productos locales es uno de los principios del ecologismo. Fomenta la economía a pequeña escala, reduce intermediarios y hace que las relaciones entre el proveedor y el cliente sean, posiblemente, más justas. Además, mantiene mejor los valores nutritivos y ahorra emisiones de CO2.

Sin embargo, comprar productos locales no es tarea fácil en un mundo globalizado. Esta práctica suele quedar restringida a los activistas, que se abastecen mediante cooperativas o pequeñas tiendas especializadas. Para el resto de la sociedad, el camino hacia el localismo está lleno de obstáculos.

El consumo local se refiere, idealmente, a la compra de productos ecológicos y que se elaboren con muy poca distancia física entre proveedor y cliente. Pueden ser granjas a las afueras de la ciudad, huertos urbanos o repartos a domicilio desde el campo más cercano. Pero incluso ampliando el concepto al nivel nacional, la hora de la compra de productos 'Made in Spain' puede ser un desafío, según cuáles sean los puntos de venta y los alimentos elegidos.

Las cifras oficiales hablan por sí mismas: según datos del Ministerio de Comercio, España importó en 2008 más lácteos y huevos, más pescado, más cereales y más frutos secos de los que exportó. En el caso del pescado, por ejemplo, nuestro país importó más de 1.600.000 toneladas en 2006, mientras que exportó algo más de 900.000 toneladas. En 2008, España también gastó en comprar carne un tercio de lo que ganó vendiéndola. En cambio, el excedente fue llamativo en frutas y legumbres: exportó el triple de lo que importó.

Las cosas son parecidas a nivel comunitario. Según el Partido Verde Europeo, en 1999 la Unión Europea (UE) importó 44.000 toneladas de carne procedente de Argentina, 11.000 toneladas de Botsuana, 40.000 toneladas de Polonia y más de 70.000 toneladas de Brasil. Ese mismo año, la UE exportó 874.211 toneladas de carne al resto del mundo.

Pero lo que realmente aleja a los consumidores del verdadero consumo local es el hecho de que se esté exportando hasta un 80%, es decir, casi la totalidad, de la producción de alimentos ecológicos españoles, según estimaciones aproximadas ofrecidas por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino.

En un mercado de barrio o en una gran superficie, el panorama suele reflejar las estadísticas oficiales, que por otra parte son esperables en un contexto de libre mercado. Las secciones de hortalizas y frutas son, habitualmente, de origen nacional, con una excepción: las frutas exóticas y raras, y las que están fuera de temporada. Así ocurre, en estas épocas, con las nectarinas y fresquillas, típica fruta de verano española, que llegan ahora desde el Cono Sur.

El etiquetado de los supermercados no suele especificar más que el país de origen, y no la región, pero en el caso del mercado se puede preguntar al vendedor acerca de la región de procedencia. Algunos puestos se abastecen de agricultores de la zona para ciertas hortalizas. Las carnicerías y pescaderías ofrecen, en cambio, más productos foráneos. El etiquetado obligatorio permite, o debería permitir, saber de dónde viene cada pescado.

Sin embargo, quedan los importados invisibles: aquéllos con los que se elaboran los platos precocinados y preparados alimenticios. La realidad es que España también importa grandes cantidades de este tipo de productos. ¿Quién sabe, pues, dónde estuvo realmente nuestra cena de anoche?

MANUAL PARA PRINCIPIANTES...

La asociación canadiense '100 mile diet' (la dieta de las 100 millas. 'http:// 100milediet.org') ofrece 10 pistas para convertirse en 'localívoro':

1. De menos a más. Más vale empezar poco a poco, con dos o tres productos locales al día, y luego ir ampliando.

2. Sin excepciones. ¿Comidas fuera de casa? ¿Vegetarianismo? Nada puede ser excusa para no intentar encontrar comida local.

3. En la Red<. Ayudará buscar en internet los puntos de venta de alimentos locales.

4. Localizar' la granja. La idea es contactar con el granjero o ganadero más cercano y preguntarle dónde distribuye sus productos.

5. La huerta en casa. Otra alternativa es que cada uno cultive sus propias hortalizas. Los balcones urbanos pueden dar mucho de sí.

6. El invierno también cuenta. Puede sorprender la cantidad de semillas autóctonas que dan sus frutos en invierno.

7. Conservas caseras. Se puede recurrir a las fórmulas tradicionales y artesanales de conserva para preservar los alimentos de otras temporadas.

8. La unión hace la fuerza. Adherirse a algún grupo de consumo local ayudará a la constancia.

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