MADRID.- Muévase. Da igual cómo o en qué lugar, muévase. El sedentarismo además de suponer un ancla para nuestro corazón también conlleva un freno a nuestro bienestar psíquico. Según un estudio, la angustia o el estrés se reducen con tan sólo 20 minutos de actividad semanal bien sea en la práctica de un deporte o realizando las tareas domésticas. Eso sí, cuanto más ejercicio, mejor estará nuestra mente.
Mucho se ha hablado de cómo beneficia el ejercicio a nuestro cuerpo. Son numerosos los estudios científicos que han concluido que la práctica de un ejercicio supone un seguro para la salud. Sin embargo, no está claro ni el tipo de actividad física ni la cantidad necesaria para lograr un resultado positivo sobre la salud mental.
Para llegar a una conclusión más palpable, investigadores del departamento de Epidemiología y Salud Pública de la University College London, Reino Unido, han examinado los datos procedentes de la Encuesta Escocesa de Salud realizada en 1995, 1998 y 2003. Además, del tipo de actividad física, estatus social, y hábitos como el tabaco, en estos cuestionarios se incluían preguntas sobre el grado de felicidad, la presencia de síntomas de ansiedad, problemas relacionados con el sueño, etc. con las que se pudo evaluar el estado mental de los encuestados.
Tras analizar las respuestas de casi 20.000 personas, se identificaron unas 3.200 personas con algún síntoma de malestar o angustia psicológica. Sin embargo, cualquier forma de actividad física se asoció con un menor riesgo de sufrir estos problemas mentales.
Veinte minutos a la semana dedicados a las tareas del hogar, cuidar del jardín, pasear o practicar un deporte son suficientes para fortalecer la salud mental. Ahora bien, el estudio muestra que cuanto más tiempo o más intensa es la actividad, mayores beneficios se observan. Así, un paseo o los 'arreglos' domésticos suponen una reducción del riesgo de desarrollar malestar psíquico del 13-20%, mientras que la práctica deportiva, como nadar o correr, disminuyen un 33% esa probabilidad.
"Los beneficios de la actividad física sobre la salud mental parecen ser independientes de otros factores de confusión como tener otra enfermedad, estar obeso o fumar, aunque la inclusión de estas variantes redujeron el grado de esta relación. Por lo que, los efectos protectores de la actividad física pueden, en parte, operar a través de estos factores de riesgo", explican los autores.
De hecho, el estudio analizó cómo influía la práctica de algún ejercicio en un grupo de 1.293 personas con enfermedad cardiovascular. En ellos, aunque el trabajo doméstico no logró ningún provecho sobre su salud mental, otro tipo de actividad más intensa sí mejoró sus síntomas de angustia o malestar.
Finalmente, estos investigadores apuntan que la práctica de algún deporte más intenso puede conllevar otros componentes positivos sobre el estado psicológico como un mayor apoyo social o el desarrollo o dominio de una habilidad. No obstante, concluyen que no es necesario llevar a cabo una elevada actividad para fomentar un mejor estado mental, tal y como pone de manifiesto este estudio.
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