El libro infantil y juvenil celebra su gran día gozando de buena salud
Los creadores infantiles han celebrado esta semana su día. Las mentes de los más peques son su objetivo.El pequeño Nicolás, Isabel y Enrique, Godofredo, Mamá Elefante, el señor Bledurt, el viejo mago Jeremías... Todos estos personajes, y muchos más, celebraron el pasado día 2 de abril el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil, con el que se reabre el debate acerca de la importancia del fomento de la lectura en edades tempranas y, con él, la revalorización de un género literario que durante mucho tiempo fue considerado menor. Hoy, sin embargo, las no siempre frías cifras hablan a su favor, revelando que, con unos 60 millones de ejemplares editados, la literatura infantil y juvenil “se consolida como motor del sector editorial”, tal y como recoge la editorial SM en el anuario que esta semana presentó en Madrid. Escritores, ilustradores y editores no hacen más que corroborar su buena salud.
Desde la editorial Kalandraka, Paz Castro, responsable de Comunicación, incide en la importancia de la renovación. “Tenemos que adaptarnos a los tiempos, a las necesidades de los pequeños sin dejar de estar cerca de los mediadores (padres y educadores)”, explica. De ahí, la importancia de publicar nuevos títulos, pero también de revisar clásicos como Los tres osos o La casita de chocolate, que ahora reeditan a modo de homenaje.
La unión de ilustración y buenas historias es la baza de esta editorial. Y sobre el papel de lo visual, el ilustrador Javier Zabala explicó a Metro que “durante mucho tiempo, la ilustración ha asumido en los libros infantiles la función de estimular y servir de ayuda en la lectura de los más pequeños”, convirtiéndose en “imprescindible para los prelectores y primeros lectores”. Pese a todo, Zabala considera que aún está muy infravalorada. ¿Dónde está entonces el problema? Responde: “Está más en el gran desconocimiento de nuestra profesión, que en la falta de interés”, dice.
A ese mismo desconocimiento apunta la escritora Ánxela Gracián como responsable de que la literatura infantil y juvenil sea considerada un género menor. Desde la Feria Internacional del Libro de Boloña, Gracián asegura que “existe un nivel muy alto que puede satisfacer también a un público adulto”, aunque “todavía existe cierto resquicio del pasado que identifica la literatura infantil con una orientación pedagógica que no puede aportar nada a un lector adulto”, Y eso, afirma, “es un error”.
Libros para no dejar de soñar
• De 0 a 3 años, de la cuna a la luna
Libros de pequeño formato, con pictogramas poéticos, escritos por Antonio Rubio e ilustrados por el Premio Nacional de Ilustración en 1999, Óscar Villán, conforman esta colección que Kalandraka recomienda.
• De 5 a 7 años, clásicos
Ánxela Gracián aconseja: El pequeño conejo blanco, una adaptación de Xosé Ballesteros con ilustraciones de Villán, y Pequeño azul y pequeño amarillo, de Leo Lionni, una obra “innovadora”.
• A partir de 8 ó 9 años
Cualquiera de las historias de la alemana Ursula Wölfel, ilustradas por Bernasconi, João Vaz de Carvalho y Neus Bruguera. También, Las aventuras de Pinocho, de Carlo Collodi, con ilustraciones de Roberto Innocenti, galardonado con el Premio Andersen 2008.
• ...y mucho, mucho, mucho más
El pequeño Nicolás, creado por Goscinny y Sempé, vuelve de la mano de Alfaguara, que ahora publica ¡Ojo! con el pequeño Nicolás. Los más peques de la casa podrán disfrutar de Mmm, ¡qué rico está! o Vamos a jugar al cole, de Ana Maria Machado, y de Mamá Elefante es genial, de Gabriela Keselman, también en Alfaguara. De la mano de Ediciones B llega la apuesta más fantástica con Spiderwick. Las crónicas, de Tony DiTerlizzi y Holly Black, el libro que inspiró el filme
Susana Cachaldora
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