sábado, junio 01, 2013

Josan Ruiz


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Níspolas: frutos olvidados de invierno

Ya están maduras las níspolas, “nescles” en catalán*, fruto del Mespilus germanica en la denominación latina. Cuando las cosechamos en noviembre estaban duras y acerbas, por lo que las hemos tenido que dejar madurar guardándolas entre paja hasta este mes de enero. Se conoce que están a punto para ser comidas a medida que se reblandecen y, al propio tiempo, adquieren un aspecto negruzco, casi podrido. Poseen entonces un agradable sabor a vino y una consistencia como de manzanas asadas o compota, que algunos encontramos deliciosas.
Las níspolas son una de las frutas olvidadas que están desapareciendo de nuestro paisaje agrario, como ocurre con las acerolas, las azufaifas y las serbas o jerbas. Estas cuatro especies de árboles, antes representados con escasos ejemplares junto a la cerca de los huertos, han ido desapareciendo progresivamente desde mediados del siglo XX de muchos lugares del Sur de Europa, debido a su casi nulo aprovechamiento comercial.
Tradicionalmente se le llamó también “níspero”, pero solo está emparentado con el níspero que hoy se  encuentra hoy en los mercados, fruto de la Eriobotrya japonica, por pertenecer a la misma subfamilia de las rosáceas.
Atención, en los tratados medievales se decía que la ingesta de estos frutos protege contra la ebriedad, aunque las investigaciones actuales señalan más su importancia como digestivo y como una buena fuente de fibras dietéticas muy equilibrada entre fibras dietéticas solubles y fibras dietéticas insolubles.
Por gourmet, por salud, por diversidad agrícola o por tradición, cuída los “nísperos antiguos” que encuentres al borde de huertos y vergeles. Replanta sus cinco semillas duras y alargadas (pero no las comas, que son tóxicas debido a su contenido en ácido cianhídrico) ¡Y saborea su pulpa, aunque tengas que esperar meses a que madure!
Esas semillas las puedes germinar en otoño, sumergiéndolas previamente en agua durante 24 horas y poniéndolas en el campo frío o a estratificar (guardar en la nevera en una bolsa con arena algo húmeda, algunas semillas solo germinan si notan el cambio de temperatura) 2 o 3 meses a 1º- 5º C antes de la siembra. Se pueden trasplantar al terreno definitivo al cabo de 18 meses aproximadamente, manteniendo 5-6 metros entre cada árbol. Colocar una estaca alta para que el árbol crezca recto.
¡Si convences a un chef creativo, ya tienes un pequeño negocio de temporada!

* Euskara: mizpira, mizpirondoa. Gallego: nespereira europea. Asturiano: cadapanal, ciparal. Francés: Néflier commun. Italiano: Nespolo comune. Alemán: Echte Mispel.

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