viernes, diciembre 05, 2008

La cata del cafetito

Ya sé catar café. Bueno, por lo menos me han enseñado cómo hacerlo. Fue el miércoles, en el nuevo Starbucks que han abierto en la calle San Vicente 12. Para darle un poco más de vidilla a la inauguración, los de comunicación me invitaron a una cata del Christmas Blend, una combinación de "granos latinoamericanos e indonesios con granos añejos".

Total, que allá que me fui a probar el cafetito, acompañada por Mili, de prensa; el maestro cafetero, que dirigía la cata; el responsable de marketing y el director de la tienda. Sobre la mesa de madera, cuatro bandejas: una con gominolas, otra con canela y nuez moscada, otra con granos de café y la última con vasitos de leche y zumo de naranja.

Empezamos por los vasitos de leche. Uno de leche entera y el otro desnatada. Según el maestro cafetero, la diferencia entre una y otra da una idea del cuerpo del café. Cuanto más cuerpo, más sabor deja en boca.

Siguiente paso: oler especias y diferenciar los matices de la canela, la nuez moscada o el chocolate. Mi olfato no debe estar muy afinado porque confundí la nuez con la canela ¡desastre total!

Después vino la acidez. Para descubrirla, nada mejor que un vasito de zumo de naranja. ¿Notas la acidez en los laterales de la lengua? –preguntó el maestro cafetero-. ¡Siiiiiiiiiiiiiiiii! ¡Uff, menos mal, todavía tengo sentidos que funcionan bien!

Tras la naranja, un experimento curioso. Tienes que comerte una gominola tapando completamente la nariz con los dedos (¡como el fotógrafo no destruya esa foto, no se lo perdonaré jamás!) Lo sorprendente es que la gominola no sabe a nada mientras la tienes tapada, ¡qué fuerte! Es como si comieras agua. Luego destapas la nariz y ¡tachán! ahí esta el sabor dulzón. Conclusión: el 70% del gusto entra por la nariz.

He de confesar que después de la chuche, estaba con ganas de probar el Christmas Blend. ¡A ver si era capaz de catarlo! Hay que tomarlo sin azúcar y dando un sorbo bien fuerte, de los que hacen ruido. Cero glamour, desde luego. ¿Qué notas? –pregunta el maestro cafetero-. Bueno, creo que tiene cuerpo. ¡¡¡Sí!!! Tiene cuerpo porque es asiático. Vale, ahora la acidez. –Ummmmm, yo diría que es ácido. ¿De verdad? –dice el maestro cafetero-. No, no, apenas tiene acidez –me dice-. ¡Uff, fracaso total!

Conclusión: tendré que ir a más catas para coger práctica y, de paso, disfrutar de las vistas del nuevo Starbucks, ¡dan ganas de quedarse toda la tarde mirando por los ventanales!

Por cierto, los que quieran probar una cata de café, sólo tienen que pedirlo, porque se ve que organizan una cada quince días, más o menos.

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