martes, septiembre 30, 2008

El secreto de los insectos con el récord de salto: una catapulta entre sus patas

SALTA HASTA 100 VECES SU TAMAÑO

La cigarra espumadora consigue saltar tensando al máximo su arco pleural

MADRID.- Las cigarras espumadoras ('Philaenus spumarius'), que ostentan el puesto número uno entre los insectos saltarines -alcanzan alturas que multiplican por cien su tamaño-, deben su habilidad al mismo mecanismo que dominaba Robin Hood: el que hace que una flecha salga disparada del arco.

Éstas son las conclusiones a las que han llegado científicos de la Universidad de Cambridge en un estudio recién publicado en 'BMC Biology'. Según el estudio, estos campeones del salto, muy comunes entre los cultivos europeos, son capaces de alcanzar los 70 centímetros de altura gracias a que tienen, entre sus patas traseras y las alas, una estructura similar al arco. Esto hace que el insecto se vea catapultado en un enorme salto que puede repetir cuantas veces desee.

¿Pero cómo consiguen saltar tanto sin coger aparentemente impulso? La respuesta está en cómo almacenan la energía suficiente para 'el gran salto'.

La investigación halló que la cigarra espumadora mantiene la energía 'arqueando' una parte de su esqueleto -el arco pleural- que se asemeja a un par de arcos. Es decir, mantiene tensados los arcos, dispuestos a disparar la flecha en el momento elegido.

El insecto sale entonces catapultado con una fuerza 400 veces mayor que su masa corporal.

"Cuando la cigarra espumadora contrae sus músculos para saltar, estos arcos se flexionan y hacen de catapulta", explica Malcolm Burrows, de la Universidad de Cambridge.

Pero las similitudes con la técnica de la arquería no terminan ahí. El arco pleural de este homóptero está compuesto de varias capas de cutícula dura y una proteína blanda llamada resilina. Es decir, una combinación de materiales duros y blandos, como ocurre con nuestros arcos.

Esta estructura es lo suficientemente flexible como para que la cigarra pueda permanecer con sus arcos "doblados" durante mucho tiempo sin sufir lesiones, al igual que sucede con el arma. Así, el insecto puede saltar una y otra vez, en cualquier momento.

Una auténtica pesadilla para los agricultores.

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