Comentaba Eugenio Manuel el otro día que
Estoy empezando a plantearme dejar el blog, puesto que no sigo el nivel de periodicidad de hace dos años.
Sergio Palacios, Luis Alfonso Gámez y posiblemente otras personas le estuvimos enviando mensajes en Twitter con amenazas de que un día se encontraría la cabeza de un caballo en la cama al levantarse si finalmente lo hacía.
Para los que no lean el blog de Eugenio, se puede resumir su contenido como una amalgama de divulgación científica, escepticismo y relatos de su experiencia como profesor de secundaria en Rota.
Habrán visto que en la definición anterior no he entrado a valorar si escribe varias veces todos los días, una vez al día, dos veces a la semana o tres veces al mes. La periodicidad a) no es necesaria, y b) se puede terminar convirtiendo en una obligación que hace que falten ganas. Ese sitio estupendo que tenemos para escribir lo que nos dé la gana cuando nos dé la gana se convierte de repente en una hoja en blanco que hay que llenar una vez cada 24 horas, y la cosa deja de ser tan divertida. Aunque yo escribo por aquí (casi) todos los días, es simplemente porque suelo encontrar un hueco para contar aquellas cosas que voy encontrando que creo que merecen ser compartidas, o simplemente para desbarrar sobre temas varios; pero sé que si un día no lo hago no va a caer el cielo sobre nuestras cabezas. Yo jamás me eché una siesta cuando mi madre me obligaba a ello de pequeño para que dejase de dar el coñazo las tardes de verano, pero luego, cuando podía hacerlo si me apetecía, me iba a dormir por mi cuenta y ya soy todo un profesional.
Aunque la periodicidad puede ayudar a que más gente se pase por el blog regularmente, ahora mucha gente se entera de que aparecen nuevos artículos gracias a los lectores de feeds, como Google Reader, o gracias a que los artículos aparecen publicados en Facebook, Twitter y la miríada de sistemas que hay ahora para compartir enlaces. No hace falta estar pendiente para no perderse la siguiente entrada. Ninguno de los lectores de Wardog sabe cuánto va a tardar en aparecer el próximo artículo, pero ahí estamos, salivando a la espera.
En reumidas cuentas, para Eugenio y los que hayan pensado alguna vez como él: si van tres días sin escribir porque no se tiene tiempo o no apetece, relax y Cruzcampo, que mañana será otro día.
Esta entrada fue publicada por RinzeWind el 16/08/2010 a las 07:00, archivada en Blogosfera, Opinión
lunes, agosto 16, 2010
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