Adiós, Emiliano Jiménez
Este primero de diciembre nos ha dejado el profesor Emiliano Jiménez, para los lectores de La Crónica de Salamanca se ha ido el creador de las Ocurrencias
Adiós, Emiliano. Dejas huérfanos a los lectores que cada lunes se asomaban a La Crónica de Salamanca para leer tus ocurrencias. Durante 386 semanas has estado contándonos cuentos de tu niñez, el secreto de los minerales, las entrañas de los Iberosuchus, tus juegos infantiles, los partidos de rugby y tus idas y venidas por el Madrid de tu infancia, porque tú siempre serás un ‘gato’ que adoraba Salamanca.
Aunque tu verdadero amor era Pili. Su nombre está salpicado en todas tus ocurrencias, de manera explícita o intuitiva, porque el amor que sentías por Pili ha hecho que todos tus lectores la quisieran y qué grandeza la tuya que supiste normalizar el Alzheimer.
Junto a ti hemos vivido aventuras de indios y vaqueros y todas las peripecias de tus héroes de los Tebeos o del cine. Nos has hecho vivir otros mundos y otras vidas. Te quedaban muchas cosas por contar. La vida será un poquito más aburrida ahora que tú te has ido.
Todo eso lo echarán de menos tus lectores. Por mi parte, querido Emiliano, echaré de menos esos ratos de café, en los que me contabas chistes malos, tan malos que solo te reías tú, pero con esa risa que te salía del estómago y que me contagiabas, por lo que después de unos instantes, nuestras carcajadas se convertían en una.
También extrañaré los paseos cogidos del brazo en los que siempre había una anécdota, un chascarrillo o una frase sabia que me regalabas.
Echaré de menos a mi buscador de tortugas. Tu curiosidad no se vio cubierta en ningún momento de tu vida, siempre estabas deseando aprender algo nuevo, por eso te has muerto tan joven. Te quedaba tanto por contar y aprender… Y a todos nos quedaba tanto por conocer de ti. Hasta siempre amigo.